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7 mitos del SEO que deberías enterrar antes de que Google te entierre a ti

Porque 2025 no es el año para seguir creyendo en cuentos de posicionamiento

Llevo más de una década metida en este mundo, viendo cómo cambian los algoritmos, las tendencias, las herramientas… y cómo los mitos sobre el SEO sobreviven a todo eso, como cucarachas digitales. No importa cuántos artículos se escriban, cuántas ponencias se den, o cuántos community managers se conviertan en «expertos en SEO» de un día para otro: los mismos errores vuelven, como si estuvieran en una playlist de Spotify en modo bucle infinito.

Este post es para ti si tienes un negocio, trabajas como freelance, o simplemente te ha tocado en herencia una web y necesitas que la gente llegue a ella por algo más que intervención divina. Aquí te dejo los mitos más comunes —y peligrosos— que me he encontrado en estos años, explicados sin tecnicismos innecesarios y con algo de mala leche contenida.

Vamos al lío.

Mito nº 1: El SEO no es un barniz que se aplica al final

Esto es un clásico: el cliente termina su flamante web, con su diseño muy “moderno”, muchas animaciones que no sirven para nada, y unas URL tan largas como el Quijote. Y cuando ya tiene todo cerrado, alguien le dice que ahora tiene que “hacer el SEO”. Y claro, se acuerdan de ti.

El problema es que el SEO no es la guinda del pastel. Es la harina. Tiene que estar desde el minuto cero en la planificación de la web, porque si no, lo que tienes es una web muy bonita… que nadie va a encontrar. En estos años he visto auténticas aberraciones: estructuras sin pies ni cabeza, contenidos imposibles de enlazar, categorías que no categorizan nada, y menús de navegación hechos por gente que claramente odia a los usuarios.

Cuando el SEO entra al final, su margen de maniobra se reduce al mínimo. Lo único que puedes hacer es ir poniendo parches para tapar los agujeros. ¿Y sabes qué pasa con los barcos llenos de parches? Que se hunden igual.

Si estás creando una web para tu negocio —o rehaciendo la que tienes—, asegúrate de que alguien que sepa de SEO esté en la conversación desde el principio. Porque si construyes tu casa sin arquitecto, lo más probable es que se te caiga encima cuando empieces a vivir en ella.

Mito nº 2: Más visitas no siempre significa más negocio

Durante mucho tiempo, el papel del consultor SEO se resumía más o menos así: «Yo te traigo tráfico a la web; lo que hagas con él es cosa tuya». Y durante un tiempo, esa visión bastaba. El éxito se medía en sesiones, gráficas ascendentes y rankings bonitos en SEMrush.

Pero estamos en 2025, y ya no basta con llenar la web de visitas como si fuera un festival. Ahora toca preguntarse: ¿y esta gente que está entrando, hace algo útil? ¿Rellena un formulario? ¿Descarga un recurso? ¿Compra? Porque si no hay conversión, da igual que te visiten 100.000 personas al mes. Es como imprimir catálogos de maquinaria pesada y repartirlos en un concierto de Taylor Swift.

El SEO de hoy no puede vivir desconectado del negocio. El trabajo del consultor tiene que ir más allá de posicionar palabras clave. Tiene que entender cuál es tu oferta, qué rol juega cada contenido en el embudo, y cómo conectar esa visibilidad con objetivos reales: leads, ingresos, crecimiento.

Y si tu consultor SEO sigue hablándote solo de tráfico, pero no de resultados… igual es hora de buscar otro.

Mito nº 3: El SEO no se vende “al corte”: no tiene sentido pagar por “cuarto y mitad de keywords”

Este mito lo he vivido de cerca. Durante un tiempo trabajé en agencias donde el SEO se comercializaba como si fuera charcutería: “Este mes te trabajamos 5 palabras clave, la siguiente tanda si eso ya la hablamos”. Y claro, como las palabras clave venían con ticket de compra, había que justificarlo. ¿Cómo? Posicionando las fáciles, las que daban resultados rápidos y no necesariamente relevantes. Muchas veces, incluso metiendo la keyword de marca entre las “optimizadas” para que todo pareciera un éxito rotundo.

¿El resultado? Websites llenas de tráfico por búsquedas que no convertían. ¿Te suena de algo? Claro, porque conecta directamente con lo que contábamos en el mito anterior: de nada sirve atraer visitas si no hay impacto en el negocio.

El SEO no puede enfocarse como una lista de keywords a tachar. Un buen trabajo SEO parte de una estrategia: saber qué busca tu cliente ideal, cómo llega a ti, qué contenidos necesita en cada fase del proceso, y cómo ayudarle a avanzar hacia una conversión. Lo demás son números vacíos que solo sirven para engordar informes… y egos.

Y si todavía estás pagando por “packs de 5 palabras clave trabajadas al mes”, quizá el problema no lo tengas en el tráfico. Sino en el planteamiento.

Mito nº 4: Repetir la keyword como un loro no te va a posicionar (ni en Google ni en la vida)

A estas alturas, podríamos pensar que el keyword stuffing —esa simpática costumbre de repetir la palabra clave como si el redactor cobrara por mención, tipo: “a 10 céntimos la palabra, niño, aprieta”— está enterrado y bien muerto. Pero no. Estamos en 2025 y aún se ven webs que abusan de fórmulas tipo: “psicólogo en Valladolid que ofrece terapia en Valladolid para personas que viven en Valladolid y buscan un psicólogo en Valladolid”.

¿En serio?

El keyword stuffing no solo es inútil, es contraproducente. Desde hace años, Google premia la naturalidad y penaliza los contenidos artificiales. Y no es una cuestión de modas: el buscador entiende cada vez mejor la semántica, el contexto y la intención del usuario. No necesita que le grites tu palabra clave veinte veces seguidas.

¿Quieres posicionar? Usa un lenguaje natural, variado, relevante. Construye contenido útil, que responda a lo que busca el usuario sin sonar como una madre empeñada en que comas verduras: repitiendo lo mismo una y otra vez hasta que le pierdes el respeto al brócoli y al mensaje. Una sola vez bien colocada vale más que 15 metidas con calzador.

Este mito, como el anterior, también tiene consecuencias reales: repetir palabras no vende. Ni convence. Y si tu estrategia SEO no convence… no convierte.

Mito nº 5: Llamarte como tu keyword no te va a salvar (y probablemente te condene)

Durante años, los EMD (Exact Match Domains) —esos dominios que coinciden exactamente con una palabra clave— fueron el sueño húmedo de quienes pensaban que con ponerle a su web un nombre tipo abogadosmurcia.es ya estaba todo hecho. Pero en 2025, seguir apostando por este tipo de nombres genéricos es como ir al Bernabéu con una camiseta que pone “fútbol”.

Sí, hubo un tiempo en que funcionaban. Pero ahora, elegir un dominio solo por la keyword es como llamar a tu empresa «Pantalones» y esperar que la gente te siga por tu carisma.

Los EMD no solo ya no son un factor de ranking, sino que dificultan la construcción de marca. Y la marca, en 2025, sí es un factor de ranking. Porque hoy Google no quiere solo saber de qué va tu web; quiere saber si alguien confiaría en ti, si otros te mencionan, si dejas huella. Y es difícil generar confianza cuando has decidido llamarte como una keyword genérica: suenas más a marca blanca de supermercado que a un proyecto con personalidad. Sí, puede que cumplas tu función… pero nadie se va a acordar de ti después de cerrar la pestaña.

Y volvemos a la visión estratégica: si tu dominio no puede crecer contigo, ni representar lo que haces de forma diferenciadora, es probable que termines rehaciendo tu web en un par de años. Y créeme: rediseñar es más caro que elegir bien desde el principio.

Mito nº 6: “Esa URL posiciona, no la toques” (¿y el usuario, qué tal?)

Este es un clásico que me he encontrado en todas las etapas de mi carrera. Desde clientes que se aferraban a un post de 2013 porque salía en la primera página de Google, hasta equipos internos que recitan el “no lo toques, que posiciona” como si fuera un conjuro sagrado.

Y yo lo entiendo, de verdad. El miedo a perder posicionamiento es real, sobre todo cuando ves cómo cambian los algoritmos. Pero mantener contenido obsoleto, incoherente con tu marca actual o directamente desactualizado solo porque posiciona es pensar en Google antes que en tu cliente. Y si llevas más de dos semanas en marketing digital, ya deberías saber que eso es una receta para el desastre.

Una URL que “posiciona bien” pero que induce a error, que ya no refleja lo que ofreces o que da vergüenza ajena cuando la relees, es una mala URL. Punto. No se trata solo de atraer clics, sino de atraerlos con sentido, con intención, y sobre todo, con alineación a tu propuesta de valor.

Y aquí hablo desde la experiencia: si tu web tiene autoridad y una marca bien trabajada, puedes actualizar (o incluso reescribir desde cero) una URL sin que el posicionamiento se resienta. De hecho, en la mayoría de casos… mejora.

Así que sí: tócalo. Cámbialo. Reescríbelo. Y si la URL cae una posición, enhorabuena: acabas de priorizar a tu cliente antes que a un robot. Google lo entenderá. Y si no, tampoco era tan listo como decíamos.

Mito nº 7: “Con la llegada de la IA, el SEO está muerto” (cuántas veces hemos enterrado ya al SEO, por favor)

Este es el apocalipsis favorito de cada generación de marketers. Que si las redes sociales iban a matar al SEO. Que si las búsquedas por voz. Que si los featured snippets. Y ahora, la nueva profecía: la IA se lo va a cargar todo.

La irrupción de herramientas como AI Overviews o el próximo AI Mode sí que suponen un cambio de paradigma importante, no lo niego. De hecho, si llevas tiempo trabajando el SEO como yo, sabes que el sector está acostumbrado a reinventarse. La diferencia es que ahora el cambio no es solo técnico, sino estratégico.

¿Significa eso que el SEO muere? En absoluto. Lo que cambia es nuestro rol: de técnicos a estrategas digitales. De hacer magia con los snippets a pensar en cómo conseguimos que el contenido de una marca llegue a los grandes modelos de lenguaje, cómo convertimos visibilidad en acciones de valor, y cómo seguimos siendo relevantes cuando las SERPs dejan de parecerse a una lista de enlaces.

Hoy más que nunca, el SEO no va de keywords, ni siquiera de tráfico. Va de conectar estrategia, contenidos y conversión, en un escenario que evoluciona cada dos meses.

Y por si alguien tenía dudas: sí, nos vamos a adaptar. Y sí, va a ser incluso más interesante que antes. Solo que esta vez, en vez de pelear por estar los primeros en Google, también tendremos que luchar por estar los primeros en la cabeza de la IA.


Después de más de diez años dedicada al SEO, he visto muchos cambios, muchas modas y muchísimos titulares apocalípticos. Pero si algo no ha cambiado es lo rápido que se propagan los mitos, y lo mucho que calan en equipos que simplemente buscan hacer las cosas bien sin volverse locos. Por eso sigo escribiendo, compartiendo y, sobre todo, desmitificando. Porque sé que muchos de estos errores conceptuales seguirán vivitos y coleando dentro de cinco años (y probablemente dentro de diez).

Lo bueno es que también hay algo que sigue igual: mi entusiasmo por entender cómo evoluciona este canal, y por adaptarme a lo que viene. La llegada de la IA va a remover muchos cimientos, sí, pero también va a abrir un escenario fascinante para quienes trabajamos en esto desde hace tiempo. Así que aquí seguiré, conectando contenido, estrategia y negocio… y poniendo el grito en el cielo cada vez que alguien me diga que ha metido veinte veces la keyword en un párrafo “porque así posiciona mejor”.

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